Boaventura de Sousa Santos
Es profesor de Sociología en la Universidad de Coimbra, Portugal, y profesor de Leyes en la Universidad de Wisconsin-Madison. Tiene el grado de Doctor en Leyes Honoris Causa de la Universidad de McGill. Es director del Centro de Estudios Sociales en la Universidad de Coimbra y ha escrito y publicado ampliamente sobre globalización, sociología de la ley y el estado, epistemología, movimientos sociales y sobre el Foro Social Mundial.
Es profesor de Sociología en la Universidad de Coimbra, Portugal, y profesor de Leyes en la Universidad de Wisconsin-Madison. Tiene el grado de Doctor en Leyes Honoris Causa de la Universidad de McGill. Es director del Centro de Estudios Sociales en la Universidad de Coimbra y ha escrito y publicado ampliamente sobre globalización, sociología de la ley y el estado, epistemología, movimientos sociales y sobre el Foro Social Mundial.
Alternativas desde las fronteras de la modernidad
Las Villas Miseria desde la perspectiva de Boaventura de Sousa Santos
“La traducción es, simultáneamente un trabajo intelectual y político. Y es también un trabajo emocional porque presupone inconformismo ante una carencia que surge del carácter incompleto o deficiente de un conocimiento dado o de una práctica dada”
(Santos, 2009, p.143)
Resumen
En este trabajo se presenta un análisis sobre el documental Villas Miseria, dirigido por Hernán Zin, desde la propuesta que Boaventura de Sousa Santos presenta en su libro Una epistemología del Sur. Primeramente, se presenta una síntesis del documental para posteriormente explicar el papel de la razón metonímica y la razón proléptica en las realidades retratadas. En segundo lugar, este trabajo transita de las lógicas de la razón metonímica a las cinco ecologías que Santos propone como parte de la sociología de las ausencias. Finalmente, a partir de la sociología de las ausencias y la sociología de las emergencias, se analiza la potencialidad de los personajes del documental para pasar de lo no-existente a lo existente.
Palabras clave: Razón metonímica, razón proléptica, sociología de las ausencias, sociología de las emergencias, ecologías
Abstract
This paper includes an analysis about the documentary Villas Miseria, directed by Hernán Zin, from Boaventura de Sousa Santos’ perspective, which is presented in his book Una epistemología del Sur. This work is constituted by an initial summary of the documentary, followed by an explanation of the influence of the metonymic reason and the proleptic reason on the portrayed realities. Secondly, this work goes from the explanation of the metonymic reason’s logic to the five ecologies that Santos poses, as components of the absences sociology. Finally, the potentiality of the characters in the documentary is analyzed, according to the sociologies of the absences and the emergencies.
Key words: Metonymic reason, proleptic reason, absences sociology, emergencies sociology, ecologies
Villas Miseria
El documental Villas Miseria, dirigido por Hernán Zin, hace un recorrido por tres zonas de “chabolas” o “villas miseria”, comunidades especialmente pobres situadas en los márgenes de tres grandes urbes: Buenos Aires, Argentina, Calcuta, India, y Nairobi, Kenia. Las chabolas son comunidades integradas por pequeñas casas de construcción precaria, generalmente sin servicios básicos como electricidad, agua potable y drenaje, que principalmente personas de zonas de origen rural se han visto obligadas a habitar, debido a la escasez de oportunidades laborales dignas en sus respectivos países. Este documental retrata y contrasta las precarias condiciones de vida de los habitantes de chabolas, frente a los respectivos desafíos que enfrentan sus habitantes según su contexto. En este filme es posible observar cómo los habitantes de las chabolas se han visto arrastrados por el sistema económico neoliberal, que acentúa cada vez más la injusta distribución de la riqueza del planeta y que privilegia la lógica del mercado, frente a la necesidad, dignidad y derechos humanos más básicos.
La narrativa del documental se concentra en habitantes de distintas chabolas del mundo. Estos personajes son la loca Elena, de “Villa Elvira”, en Buenos Aires, Mongol Sarmakar, Sarasuti Mondol y Dipti Porchas, de Calcuta y Morris, Patrick Kimawachi y Sharon Kayalo, habitantes del barrio de chabolas “Kibera” en las afueras de Nairobi.
En los márgenes de la razón metonímica y la razón proléptica
La condiciones en las que viven los habitantes de las chabolas, o villas miseria son consecuencias del modelo de desarrollo propulsado por la razón metonímica, que prioriza una visión reduccionista y dualista del mundo, y la razón proléptica, que promueve el evolucionismo y el progreso bajo una perspectiva lineal del tiempo.
La razón metonímica refiere a una visión reduccionista y dualista de lo que es y debería ser el mundo, el cual deberá funcionar bajo una sola lógica: la Occidental. En este sentido, hay una homogeneidad entre el todo, “El” mundo, y cada una de sus partes, que no podrán existir sino en relación con la totalidad. La razón metonímica combina la simetría con la jerarquía; por un lado, el todo es un conjunto de las partes, pero a la vez se define en relación con dicotomías que contienen una jerarquía como Norte/Sur, hombre/mujer, blanco/negro u Oriente/Occidente.
Como se mencionó, la razón metonímica privilegia y reconoce como única comprensión del mundo la occidental; la modernidad occidental tiene una compresión limitada y selectiva del mundo, así como de sí misma. Para Santos (2009), Occidente solamente recupera de la multiplicidad de mundos y tiempos, únicamente aquello que pueda favorecer al crecimiento del capitalismo. Es así como dicha multiplicidad se redujo, a través de la secularización, al mundo terrenal y, a través de los conceptos de progreso y revolución correspondientes a la razón proléptica, al tiempo lineal. De esta manera, “Occidente se apropió productivamente del mundo y transformó el Oriente en un centro improductivo y estancado” (Santos, 2009, p. 106).
Con base en la razón metonímica y la proléptica, el desarrollo del mundo según Santos, implicó una comprensión inadecuada del mundo, que significó violencia, destrucción y silenciamiento para todos aquellos, fuera de Occidente, que fueron sometidos y alineados, causando malestar y descontento incluso en Occidente. Esto redujo el presente a una sola racionalidad y a un solo tiempo, pues lo contemporáneo se determinó jerárquicamente, dejando de lado lo simultáneo.
Márgenes tangibles pero invisibles
Santos propone la sociología de las ausencias como una investigación que busca demostrar que lo que no existe es producido como no existente por la razón metonímica, de esta forma, “El objetivo de la sociología de las ausencias es trasformar objetos imposibles en posibles, y con base en ellos transformar las ausencias en presencias, centrándose en los fragmentos de la experiencia social no socializados por la totalidad metonímica” (Santos, 2009, p. 109).
A través de distintas lógicas y procesos, la razón metonímica produce la no existencia. Desde este autor, la no existencia se produce “…siempre que una entidad dada es descalificada y tornada invisible, ininteligible o descartable de un modo irreversible” (Santos, 2009, p.109) . Las distintas lógicas de producción de no existencia están vinculadas ya que todas son manifestaciones de una misma monocultura racional. Dichas lógicas se ven reflejadas en las condiciones y expectativas de los habitantes de las “chabolas”.
Los habitantes que le confían su futuro y progreso a una educación, como Morris, un joven de 21 años que vive en las chabolas de “Kibera”, en las afueras de Nairobi, y estudia informática financiado por una beca, y Patrick, un hombre que tiene un orfanatorio y le brinda educación a los niños que alberga, responden a la lógica de la monocultura del saber o del rigor del saber, puesto que la ciencia moderna y la alta cultura constituyen cánones exclusivos de producción y adquisición de conocimiento. En este sentido, a través de la educación tanto Morris como los niños de Patrick podrían pasar de no-existentes (ignorantes o incultos) a existentes (cultos y educados) y tener un mejor futuro.
La monocultura del tiempo lineal y las ideas de progreso, modernización y globalización a las que se apega la razón proléptica, han derivado en la predominancia de un sólo modelo de desarrollo económico, dictado por los países centrales del sistema mundial así como por sus conocimientos, instituciones y formas de sociabilidad. De esta manera, todo aquello que sea distinto a lo declarado “avanzado” será atrasado; las grandes urbes son la principal manifestación de estas ideas de progreso, desarrollo, modernización y globalización, en contraste, todo aquello que esté fuera de las grandes urbes, incluidas las chabolas será “atrasado”.
Como se muestra en el filme, el progreso se encuentra en las grandes urbes, mientras que el “atraso” en el campo. En el documental se menciona que debido a la falta de oportunidades que comienzan a haber en campo, las personas se ven obligadas a migrar en busca de un futuro mejor, que idealmente la ciudad promete, pero que resulta un modo de vida aún más marginal, precario y peligroso que el anterior.
La esperanza de Morris y Patrick, en que la educación promete un mejor futuro se vincula con la monocultura del saber, así como con la monocultura del tiempo lineal, pues desde estas lógicas la ciencia moderna y la alta cultura son las claves del progreso; si se quiere un mejor futuro, habrá que aspirar y trabajar duro para aprenderlas y aprehenderlas. Esto se puede identificar claramente el en discurso de ambos hombres, Morris comenta: “Necesito crear una base sólida para mi y mi familia, esta es la razón por la que nunca me voy a rendir y caminaré cada noche y cada día”. Patrick encuentra consuelo en el futuro que puede prometérsele a Sharon Kayalo, una pequeña niña que perdió a sus padres y se encuentra muy enferma: “tal vez y sea buena ayuda para la sociedad, tal vez y llegue a ser investigadora y consiga la cura del SIDA” .
Por otra parte, la lógica de la clasificación social está claramente plasmada en el hecho de que los pobres residen en las periferias, así como en la escasa atención que les brindan las autoridades, ya que no cuentan con infraestructura adecuada y las construcciones se encuentran en riesgo, ya sea por contaminación o por las condiciones particulares del terreno donde están asentadas. La carencias son tan marcadas en estas zonas, que en Kibera, Kenia, el agua y la electricidad se consideran “lujos”; en Calcuta, los habitantes de las chabolas no cuentan con agua potable, electricidad, ni con escuelas suficientes para sus habitantes o centros de salud cercanos. De esta forma, sin educación, salud ni trabajo, las condiciones de desigualdad en la que viven estas personas se traduce en una forma de “inferioridad insuperable” (Santos, 2009) que se naturaliza a tal grado que resulta invisible.
Desde Santos “Quien es inferior, lo es porque es insuperablemente inferior, y por consiguiente, no puede construir una alternativa frente a quien es superior” (2009, p. 111), de ahí la resignación de Mongol Snakar, un hombre de 36 años que habita en Chabolas de Calcuta. Mongol está desempleado para tener tiempo para cuidar a su hijo enfermo, mientras su mujer trabaja. Sobre sus condiciones de vida, Mongol comenta “Este es un país pobre y tenemos que vivir en él y compartir todo entre nosotros”; para Mongol, estas condiciones son realmente aplastantes y difíciles de superar.
La lógica de clasificación social se encuentra presente en todos los contextos presentados en el documental. Un ejemplo claro de clasificación sexual, como forma de clasificación social, es el caso de Sarasuti Mondol, una mujer que mendiga en la ciudad de Calcuta y vive en la calle con sus hijos, ella dice: “Qué hay que hacer si no tienes a nadie que te cuide en casa, ésta es la vida que tienes… No tengo a nadie que me dé comida, si tuviera un hombre, traería dinero a la casa”. Sarasuti claramente reconoce como solución a sus problemas la presencia de un hombre, puesto que en su configuración cultural el hombre es quien brinda sustento a su familia, mientras que la mujer se encarga de quedarse en casa y atenderla. Como Sarasuti no conoce otra manera de subsistir, se ve obligada a mendigar en las calles para conseguir alimento para ella y sus hijos.
En contraste, La loca Elena, una mujer argentina de 63 años, que habita en las Chabolas de “Villa Elvira” y se dedica a recolectar basura en un carro jalado por un caballo, en la ciudad de La Plata, Buenos Aires, insiste en seguir realizando su trabajo, a pesar de que sus hijos, siguiendo la lógica de clasificación sexual, le digan que se quede a limpiar la casa. La Loca Elena comenta: “Es mejor pasar la vida en la calle, conocer a otra gente. Vos ves que la gente te quiere”.
Puede ser que la Loca Elena, haya sido tildada de “loca” por su carácter transgresor, por tratar de superar su no existencia, que la reconozcan, la quieran por quién es y así olvidar por un momento la soledad y el aparente desamparo que enfrenta. La Loca Elena busca que su trabajo también sea valorado como cualquier otro, que ella también describe como un “hobby”, y pueda sentirse reconocida, querida e “invitada” tanto en el centro de la ciudad, como en sus márgenes.
La lógica de la escala dominante, especialmente en cuanto a lo global , se ve reflejada en la narración del documental, puesto que el narrador exalta las características reconocidas mundialmente, o que son íconos globales, de cada ciudad. Un ejemplo de esto es el tango en Buenos Aires, algunos escritores célebres como Borges o Sábato que han descrito la ciudad en sus libros y las características europeas que ésta tiene, la madre Teresa de Calcuta en Calcuta o Nairobi como “una de las zonas más prósperas” o un “paradigma de crecimiento” en Kenia. Según Santos, en esta lógica la no existencia se produce bajo la forma de lo particular y lo local, que no son alternativas posibles a lo existente universal o globalmente. De esta manera, los márgenes de las urbes y todo lo que pasa fuera de ellas, así como los habitantes de chabolas, forman parte de lo no existente.
La lógica productivista, proveniente de una monocultura de los criterios de productividad capitalista, es lo que ha orillado a los habitantes de las chabolas a la no existencia, así como a sus condiciones de pobreza extrema. Desde Santos, la no existencia en esta lógica se produce bajo la forma de lo improductivo, que aplicada al trabajo se traduce en pereza o descualificación profesional. De esta forma, al no estar correctamente cualificados conforme a dichas lógicas, los habitantes de chabolas, en su mayoría personas provenientes del campo, tienen dificultades para encontrar empleos dignos en la ciudad, que paguen un sueldo suficiente para mantener y alimentar a sus familias.
Santos explica que la producción social de estas ausencias provoca una sustracción del mundo y una contracción del presente, que derivan en el desperdicio de la experiencia. En este sentido, la sociología de las ausencias intenta identificar esta contracción y sustracción en aras de que las experiencias producidas como ausentes se liberen de las relaciones de producción y se tornen presentes.
La sociología de las ausencias trata de darle un lugar a experiencias alternativas a las hegemónicas para ampliar el mundo y dilatar el presente. Desde esta perspectiva, si se hace visible lo no existente y se reconocen la existencia y la simultaneidad de una diversidad de experiencias y prácticas en el mundo, se puede transitar hacia una sociología de las emergencias donde otros futuros son posibles, siempre y cuando se trabajen en el presente.
Ecologías para hacer existir lo no existente
Para hacer visible lo no existente, correspondiente a las lógicas de no existencia bajo las cuales son sometidos los habitantes de las chabolas, son necesarios todos los tipos de ecología que propone Santos: de los saberes, de las temporalidades, de los reconocimientos, de las transescalas y de las productividades.
Lo anterior, desde la perspectiva de Santos, se podrá lograr primeramente a partir de una ecología de los saberes, que se funda en un principio de incompletud de todos los saberes para establecer condiciones para la confrontación y el diálogo entre saberes y procesos “a través de los cuales prácticas diferentemente ignorantes se transforman en prácticas diferentemente sabias” (Santos, 2009, p. 115) . En la ecología de los saberes, Santos reconoce la oportunidad de contribuir a la construcción de una sociedad más justa y democrática, así como más equilibrada en su relación con la naturaleza. Para esto, la ecología de los saberes intenta crear nuevas formas de relación entre conocimiento científico y otros tipos de conocimiento para conceder igualdad de oportunidades a las diferentes formas de saber para que puedan involucrarse en discusiones que no descalifiquen de inicio todo aquello distinto al canon epistemológico de la ciencia moderna.
A través de la ecología de los saberes será posible darle voz a la resistencia de diversas agrupaciones contra el capitalismo global, para tornar visibles “…las realidades sociales y culturales de las sociedades periféricas (…) donde las vinculaciones entre ciencia moderna y los designios de la dominación colonial e imperial son más visibles…” (Santos, 2009, p. 117). En este sentido, este documental también es una forma de hacer dichas realidades, generalmente invisibles, en realidades visibles, que a través del recorrido que se hace por distintos países, permite identificar las diferencias y similitudes sobre cómo se viven y perciben los fenómenos económicos globales a nivel local.
La ecología de las temporalidades, por otro lado, tiene una relación directa con la autonomía de las prácticas que se realizan en culturas y comunidades específicas. Según Santos, esta ecología intenta liberar las prácticas sociales de su calificación de residuales o atrasadas desde el canon hegemónico para restituirles su temporalidad específica y posibilitar su desarrollo autónomo. Esta ecología ofrece una posibilidad para hacer más próspera la vida en el campo y evitar las migraciones masivas a la ciudad, como ocurre con los habitantes de las chabolas. Esto podría lograrse a través del reconocimiento y valoración, desde una ecología de los saberes, de la diversidad de métodos, prácticas y procesos de producción agrícola que caracterizan a cada comunidad, en lugar de privilegiar únicamente a los métodos de alta tecnología, manipulación genética y de macro producción de las grandes empresas o transnacionales.
Lo anterior a su vez requiere de una ecología de los reconocimientos, que implica abrir espacios a una posibilidad de diferencias iguales, en lugar de desiguales a partir de la jerarquía, hecha a partir de reconocimientos recíprocos en una diversidad social y cultural de sujetos y colectividades. El reconocimiento de esta diversidad deriva en una visibilización de los procesos que caracterizan las dinámicas diferenciadas y desiguales del capitalismo global, así como las contradicciones y luchas que se generan en su interior. En este sentido, la ecología de los reconocimientos posibilita reconocer una diversidad social y cultural que se encuentra en condiciones de desigualdad propulsadas por el capitalismo global.
Por otra parte, es necesaria también una ecología de las transescalas, pues según Santos, la globalización hegemónica, como parte de la lógica del universalismo y la globalización, promueve “…criterios globales para la evolución de las particularidades del mundo” (Santos, 2009, p.121-122). Santos argumenta que la sociología de las ausencias busca demostrar que el mundo diverge o re-diverge, en lugar de convergir. Esto se comprueba mediante el reconocimiento de globalizaciones alternativas impulsadas por una pluralidad de aspiraciones que son a la vez universales, parciales, competitivas y arraigadas a contextos particulares.
Desde esta perspectiva, no hay globalización sin localización, así como también existen localizaciones alternativas. A través de las realidades presentadas en el documental es posible observar que, a pesar de que el crecimiento urbano y el aumento exponencial de barrios de Chabolas es un fenómeno global, éste se desarrolla en condiciones locales específicas. En este sentido, la sociología de las ausencias, busca des-globalizar lo local en relación con la globalización hegemónica para explorar la posibilidad de re-globalizarlo como una globalización contrahegemónica. Esto, según Santos, puede lograrse mediante la identificación de otras formaciones locales que aspiren a una globalización oposicionista, que es lo que sucede actualmente con la diversidad de movimientos sociales y organizaciones en todo el mundo.
Esta globalización contrahegemónica será alcanzable siempre y cuando se supere la lógica productivista dominante, mediante la valoración y recuperación de sistemas alternativos de producción, organizaciones económicas populares, cooperativas, empresas autogestionadas y la economía solidaria entre otros, a través de la sociología de las ausencias. De esta manera, se torna necesario cuestionar el paradigma de desarrollo y de crecimiento económico infinito, así como las lógicas de acumulación y explotación de la naturaleza. Las formas alternativas de desarrollo, propulsadas por la participación democrática, la solidaridad transnacional, la sustentabilidad ambiental y la equidad social, racial y cultural, podrían representar oportunidades para generar fuentes de trabajo dignas, actividades productivas que no atenten contra el medio ambiente y nuevas formas de control financiero global (Santos, 2009, p.124).
Salir de las sombras: des-hacerse de las cadenas y re-hacer la existencia
En tanto los habitantes de las Chabolas transiten en la no-existencia, no será posible vislumbrar las alternativas a su presente condición. El tránsito de la no existencia a la existencia, a través de la sociología de las ausencias, según Santos, requiere de un trabajo de imaginación epistemológica e imaginación democrática.
La imaginación epistemológica permite diversificar los saberes, perspectivas, escalas de identificación y análisis de las prácticas. Por otra parte, la imaginación democrática permite el reconocimiento de diferentes prácticas y actores sociales. Ambos tipos de investigación tienen una dimensión deconstructiva y reconstructiva. La deconstrucción implica cinco formas que corresponden a las cinco lógicas ya descritas de la razón metonímica: des-pensar, des-residualizar, des-racializar, des-localizar y des-producir, mientras que la reconstrucción se efectúa a partir de las cinco ecologías anteriormente desarrolladas.
Aunque Santos vislumbra estas globalizaciones alternativas a partir de la diversidad de movimientos sociales y organizaciones ciudadanas, de los cuales gran parte de los personajes del documental se encuentran bastante alejados, es pertinente reconocer cómo algunos de los personajes en este documental están más cerca de formas de pensamiento y acción que rozan los límites de la razón metonímica y la razón proléptica. Para esto se hará uso de la concepción de Touraine (2005) del sujeto. Este autor explica que, a través de una interpelación o situación específica que amenaza o perjudica algo de la propia vida, existe la posibilidad de que el individuo pueda tomar conciencia sobre su propia potencialidad de sujeto, o, siguiendo a Giddens, sobre su propia capacidad de agencia. Esta condición de sujeto implica una toma de conciencia sobre su propia capacidad de creación, evaluación y reflexión. Para alcanzar la condición de sujeto es necesario el reconocimiento mutuo, lo cual permite la comunicación y la integración de los sujetos en una organización social y política (Touraine, 2005).
En este sentido, los personajes más cercanos a esta condición y del reconocimiento de su potencialidad de sujeto son la loca Elena, Morris, Mongol y Patrick. La Loca Elena, como se mencionó anteriormente, atenta conscientemente contra la lógica de clasificación sexual que refuerza la idea de que una mujer, especialmente una mujer mayor, no debería salir a trabajar, y en lugar de eso debería quedarse a limpiar la casa. Por otra parte, esta mujer ha encontrado sustento en una forma productiva que no es legitimada por las lógicas de producción hegemónicas, y que por lo tanto, no es bien vista socialmente: ella es pepenadora, o “cartonera”, no produce, sino que le encuentra otros usos a todo aquello que se produce, utiliza y desecha. De esta forma, la profesión de la Loca Elena es una profesión no existente, prácticamente invisible, una profesión alternativa. Por todas estas razones en su conjunto la loca Elena, puede ser tildada de “loca”, pues vive en los márgenes de las lógicas de la razón metonímica.
La loca Elena, es consciente de su potencialidad como sujeto, puesto que esto es lo que la impulsa a nadar contracorriente a las numerosas convenciones sociales de la razón metonímica y aún así es capaz de ganarse el reconocimiento y cariño de otras personas mediante esta potencialidad, puesto que se ha hecho de amigos dentro de su comunidad y en el centro de la ciudad, donde va a recolectar los desechos. De esta forma, la loca Elena se hace visible tanto en los márgenes como al interior de la ciudad.
Morris y su familia parecen no haberse resignado a ser víctimas de sus condiciones, pues aunque la vida de Morris funciona bajo la idea de progreso que promueve la razón proléptica, la base de su educación y su supervivencia, como la de su familia, es producto de la cooperación y solidaridad de amigos y familiares que los apoyan económicamente para que Morris pueda sacar a su familia adelante y poder ofrecerle un mejor futuro. En este sentido, retornaría a la frase de Mongol Snakar: “Este es un país pobre y tenemos que vivir en él y compartir todo entre nosotros”. Aún en las chabolas con sus respectivas condiciones de precariedad y escasez, existe cierto sentido de comunidad y solidaridad.
Mongol es capaz de ver aquello que es no existente para todos aquellos que no viven en las chabolas, una realidad invisible, oculta bajo la capa de la razón metonímica. Mongol no necesita saber que la sexta parte de la humanidad vive en chabolas y que 57% de esta sexta parte se encuentra en Asia, como menciona el narrador del documental, para poder percibir que India es un país pobre y que la mayoría de sus habitantes se encuentra en condiciones similares. Por otra lado, Mongol también desafía la lógica de clasificación sexual en su contexto, pues quien trabaja es su mujer, mientras él se queda a cuidar a su hijo.
El caso de Patrick es completamente distinto al de los otros personajes, él se forzó a ver lo invisible y decidió hacer algo al respecto, se sintió parte de ese otro mundo relegado por la razón metonímica y dedicó su vida a la ayuda comunitaria, algo que también escapa de esta razón. Por otra parte, también procuró instalar un templo en su comunidad, para promover la espiritualidad en Kerala, un lugar en el que los domingos la mayoría de las personas se dedican a beber para olvidar lo que no tienen. El mantener actividades en el templo promueve otros tipos de conocimiento y otros tipos de exploración y expresión del ser, además de ser una actividad comunitaria, proporciona una oportunidad para imaginar un futuro distinto. En este sentido las actividades educativas y espirituales que Patrick organiza contribuyen a una sociología de las emergencias, la cual consiste en “…sustituir la visión del futuro según el tiempo lineal (…) por un futuro de posibilidades plurales y concretas, simultáneamente utópicas y realistas que se va construyendo en el presente a partir de las actividades de cuidado” (Santos, 2009, p. 127).
Finalmente, a pesar de la idea de progreso e individualismo que promueven tanto la razón metonímica como la razón proléptica, habitantes de las chabolas como la Loca Elena, Mongol, Morris y Patrick demuestran que aún en la extrema pobreza existe un sentido de comunidad y solidaridad para intentar vivir el presente de una mejor manera y esperar un futuro más pleno. Para estos personajes el presente está extremadamente dilatado, mientras que el futuro es bastante lejano y difícil de alcanzar. Ellos viven para el presente, trabajan para vivir mejor, para sobrevivir el día y probablemente esperar un futuro distinto para ellos y sus familias. En este sentido, estos personajes presentan las potencialidades para deconstruir las lógicas de la razón metonímica y re-construir su realidad mediante las cinco ecologías que propone Santos, así como para imaginar posibles futuros mediante la dilatación del presente, pues “…es en el presente que se cuida el futuro” (Santos, 2009, p.127).
Referencias Bibliográficas
Santos, B.(2009). Hacia una sociología de las ausencias y una sociología de las emergencias. Una epistemología del Sur: La reinvención del conocimiento y la emancipación social (pp.98-151). Buenos Aires: Siglo XXI- CLACSO.
Touraine, A. (2005). Un nuevo paradigma para comprender el mundo de hoy. Barcelona: Paidós.
Referencia Audiovisual
Carmona, S. (Productor), & Zin, H. (Director). (2009). Villas miseria (documental). Argentina: CONTRAMEDIA.
Haz clic aquí para modificar.
Las Villas Miseria desde la perspectiva de Boaventura de Sousa Santos
“La traducción es, simultáneamente un trabajo intelectual y político. Y es también un trabajo emocional porque presupone inconformismo ante una carencia que surge del carácter incompleto o deficiente de un conocimiento dado o de una práctica dada”
(Santos, 2009, p.143)
Resumen
En este trabajo se presenta un análisis sobre el documental Villas Miseria, dirigido por Hernán Zin, desde la propuesta que Boaventura de Sousa Santos presenta en su libro Una epistemología del Sur. Primeramente, se presenta una síntesis del documental para posteriormente explicar el papel de la razón metonímica y la razón proléptica en las realidades retratadas. En segundo lugar, este trabajo transita de las lógicas de la razón metonímica a las cinco ecologías que Santos propone como parte de la sociología de las ausencias. Finalmente, a partir de la sociología de las ausencias y la sociología de las emergencias, se analiza la potencialidad de los personajes del documental para pasar de lo no-existente a lo existente.
Palabras clave: Razón metonímica, razón proléptica, sociología de las ausencias, sociología de las emergencias, ecologías
Abstract
This paper includes an analysis about the documentary Villas Miseria, directed by Hernán Zin, from Boaventura de Sousa Santos’ perspective, which is presented in his book Una epistemología del Sur. This work is constituted by an initial summary of the documentary, followed by an explanation of the influence of the metonymic reason and the proleptic reason on the portrayed realities. Secondly, this work goes from the explanation of the metonymic reason’s logic to the five ecologies that Santos poses, as components of the absences sociology. Finally, the potentiality of the characters in the documentary is analyzed, according to the sociologies of the absences and the emergencies.
Key words: Metonymic reason, proleptic reason, absences sociology, emergencies sociology, ecologies
Villas Miseria
El documental Villas Miseria, dirigido por Hernán Zin, hace un recorrido por tres zonas de “chabolas” o “villas miseria”, comunidades especialmente pobres situadas en los márgenes de tres grandes urbes: Buenos Aires, Argentina, Calcuta, India, y Nairobi, Kenia. Las chabolas son comunidades integradas por pequeñas casas de construcción precaria, generalmente sin servicios básicos como electricidad, agua potable y drenaje, que principalmente personas de zonas de origen rural se han visto obligadas a habitar, debido a la escasez de oportunidades laborales dignas en sus respectivos países. Este documental retrata y contrasta las precarias condiciones de vida de los habitantes de chabolas, frente a los respectivos desafíos que enfrentan sus habitantes según su contexto. En este filme es posible observar cómo los habitantes de las chabolas se han visto arrastrados por el sistema económico neoliberal, que acentúa cada vez más la injusta distribución de la riqueza del planeta y que privilegia la lógica del mercado, frente a la necesidad, dignidad y derechos humanos más básicos.
La narrativa del documental se concentra en habitantes de distintas chabolas del mundo. Estos personajes son la loca Elena, de “Villa Elvira”, en Buenos Aires, Mongol Sarmakar, Sarasuti Mondol y Dipti Porchas, de Calcuta y Morris, Patrick Kimawachi y Sharon Kayalo, habitantes del barrio de chabolas “Kibera” en las afueras de Nairobi.
En los márgenes de la razón metonímica y la razón proléptica
La condiciones en las que viven los habitantes de las chabolas, o villas miseria son consecuencias del modelo de desarrollo propulsado por la razón metonímica, que prioriza una visión reduccionista y dualista del mundo, y la razón proléptica, que promueve el evolucionismo y el progreso bajo una perspectiva lineal del tiempo.
La razón metonímica refiere a una visión reduccionista y dualista de lo que es y debería ser el mundo, el cual deberá funcionar bajo una sola lógica: la Occidental. En este sentido, hay una homogeneidad entre el todo, “El” mundo, y cada una de sus partes, que no podrán existir sino en relación con la totalidad. La razón metonímica combina la simetría con la jerarquía; por un lado, el todo es un conjunto de las partes, pero a la vez se define en relación con dicotomías que contienen una jerarquía como Norte/Sur, hombre/mujer, blanco/negro u Oriente/Occidente.
Como se mencionó, la razón metonímica privilegia y reconoce como única comprensión del mundo la occidental; la modernidad occidental tiene una compresión limitada y selectiva del mundo, así como de sí misma. Para Santos (2009), Occidente solamente recupera de la multiplicidad de mundos y tiempos, únicamente aquello que pueda favorecer al crecimiento del capitalismo. Es así como dicha multiplicidad se redujo, a través de la secularización, al mundo terrenal y, a través de los conceptos de progreso y revolución correspondientes a la razón proléptica, al tiempo lineal. De esta manera, “Occidente se apropió productivamente del mundo y transformó el Oriente en un centro improductivo y estancado” (Santos, 2009, p. 106).
Con base en la razón metonímica y la proléptica, el desarrollo del mundo según Santos, implicó una comprensión inadecuada del mundo, que significó violencia, destrucción y silenciamiento para todos aquellos, fuera de Occidente, que fueron sometidos y alineados, causando malestar y descontento incluso en Occidente. Esto redujo el presente a una sola racionalidad y a un solo tiempo, pues lo contemporáneo se determinó jerárquicamente, dejando de lado lo simultáneo.
Márgenes tangibles pero invisibles
Santos propone la sociología de las ausencias como una investigación que busca demostrar que lo que no existe es producido como no existente por la razón metonímica, de esta forma, “El objetivo de la sociología de las ausencias es trasformar objetos imposibles en posibles, y con base en ellos transformar las ausencias en presencias, centrándose en los fragmentos de la experiencia social no socializados por la totalidad metonímica” (Santos, 2009, p. 109).
A través de distintas lógicas y procesos, la razón metonímica produce la no existencia. Desde este autor, la no existencia se produce “…siempre que una entidad dada es descalificada y tornada invisible, ininteligible o descartable de un modo irreversible” (Santos, 2009, p.109) . Las distintas lógicas de producción de no existencia están vinculadas ya que todas son manifestaciones de una misma monocultura racional. Dichas lógicas se ven reflejadas en las condiciones y expectativas de los habitantes de las “chabolas”.
Los habitantes que le confían su futuro y progreso a una educación, como Morris, un joven de 21 años que vive en las chabolas de “Kibera”, en las afueras de Nairobi, y estudia informática financiado por una beca, y Patrick, un hombre que tiene un orfanatorio y le brinda educación a los niños que alberga, responden a la lógica de la monocultura del saber o del rigor del saber, puesto que la ciencia moderna y la alta cultura constituyen cánones exclusivos de producción y adquisición de conocimiento. En este sentido, a través de la educación tanto Morris como los niños de Patrick podrían pasar de no-existentes (ignorantes o incultos) a existentes (cultos y educados) y tener un mejor futuro.
La monocultura del tiempo lineal y las ideas de progreso, modernización y globalización a las que se apega la razón proléptica, han derivado en la predominancia de un sólo modelo de desarrollo económico, dictado por los países centrales del sistema mundial así como por sus conocimientos, instituciones y formas de sociabilidad. De esta manera, todo aquello que sea distinto a lo declarado “avanzado” será atrasado; las grandes urbes son la principal manifestación de estas ideas de progreso, desarrollo, modernización y globalización, en contraste, todo aquello que esté fuera de las grandes urbes, incluidas las chabolas será “atrasado”.
Como se muestra en el filme, el progreso se encuentra en las grandes urbes, mientras que el “atraso” en el campo. En el documental se menciona que debido a la falta de oportunidades que comienzan a haber en campo, las personas se ven obligadas a migrar en busca de un futuro mejor, que idealmente la ciudad promete, pero que resulta un modo de vida aún más marginal, precario y peligroso que el anterior.
La esperanza de Morris y Patrick, en que la educación promete un mejor futuro se vincula con la monocultura del saber, así como con la monocultura del tiempo lineal, pues desde estas lógicas la ciencia moderna y la alta cultura son las claves del progreso; si se quiere un mejor futuro, habrá que aspirar y trabajar duro para aprenderlas y aprehenderlas. Esto se puede identificar claramente el en discurso de ambos hombres, Morris comenta: “Necesito crear una base sólida para mi y mi familia, esta es la razón por la que nunca me voy a rendir y caminaré cada noche y cada día”. Patrick encuentra consuelo en el futuro que puede prometérsele a Sharon Kayalo, una pequeña niña que perdió a sus padres y se encuentra muy enferma: “tal vez y sea buena ayuda para la sociedad, tal vez y llegue a ser investigadora y consiga la cura del SIDA” .
Por otra parte, la lógica de la clasificación social está claramente plasmada en el hecho de que los pobres residen en las periferias, así como en la escasa atención que les brindan las autoridades, ya que no cuentan con infraestructura adecuada y las construcciones se encuentran en riesgo, ya sea por contaminación o por las condiciones particulares del terreno donde están asentadas. La carencias son tan marcadas en estas zonas, que en Kibera, Kenia, el agua y la electricidad se consideran “lujos”; en Calcuta, los habitantes de las chabolas no cuentan con agua potable, electricidad, ni con escuelas suficientes para sus habitantes o centros de salud cercanos. De esta forma, sin educación, salud ni trabajo, las condiciones de desigualdad en la que viven estas personas se traduce en una forma de “inferioridad insuperable” (Santos, 2009) que se naturaliza a tal grado que resulta invisible.
Desde Santos “Quien es inferior, lo es porque es insuperablemente inferior, y por consiguiente, no puede construir una alternativa frente a quien es superior” (2009, p. 111), de ahí la resignación de Mongol Snakar, un hombre de 36 años que habita en Chabolas de Calcuta. Mongol está desempleado para tener tiempo para cuidar a su hijo enfermo, mientras su mujer trabaja. Sobre sus condiciones de vida, Mongol comenta “Este es un país pobre y tenemos que vivir en él y compartir todo entre nosotros”; para Mongol, estas condiciones son realmente aplastantes y difíciles de superar.
La lógica de clasificación social se encuentra presente en todos los contextos presentados en el documental. Un ejemplo claro de clasificación sexual, como forma de clasificación social, es el caso de Sarasuti Mondol, una mujer que mendiga en la ciudad de Calcuta y vive en la calle con sus hijos, ella dice: “Qué hay que hacer si no tienes a nadie que te cuide en casa, ésta es la vida que tienes… No tengo a nadie que me dé comida, si tuviera un hombre, traería dinero a la casa”. Sarasuti claramente reconoce como solución a sus problemas la presencia de un hombre, puesto que en su configuración cultural el hombre es quien brinda sustento a su familia, mientras que la mujer se encarga de quedarse en casa y atenderla. Como Sarasuti no conoce otra manera de subsistir, se ve obligada a mendigar en las calles para conseguir alimento para ella y sus hijos.
En contraste, La loca Elena, una mujer argentina de 63 años, que habita en las Chabolas de “Villa Elvira” y se dedica a recolectar basura en un carro jalado por un caballo, en la ciudad de La Plata, Buenos Aires, insiste en seguir realizando su trabajo, a pesar de que sus hijos, siguiendo la lógica de clasificación sexual, le digan que se quede a limpiar la casa. La Loca Elena comenta: “Es mejor pasar la vida en la calle, conocer a otra gente. Vos ves que la gente te quiere”.
Puede ser que la Loca Elena, haya sido tildada de “loca” por su carácter transgresor, por tratar de superar su no existencia, que la reconozcan, la quieran por quién es y así olvidar por un momento la soledad y el aparente desamparo que enfrenta. La Loca Elena busca que su trabajo también sea valorado como cualquier otro, que ella también describe como un “hobby”, y pueda sentirse reconocida, querida e “invitada” tanto en el centro de la ciudad, como en sus márgenes.
La lógica de la escala dominante, especialmente en cuanto a lo global , se ve reflejada en la narración del documental, puesto que el narrador exalta las características reconocidas mundialmente, o que son íconos globales, de cada ciudad. Un ejemplo de esto es el tango en Buenos Aires, algunos escritores célebres como Borges o Sábato que han descrito la ciudad en sus libros y las características europeas que ésta tiene, la madre Teresa de Calcuta en Calcuta o Nairobi como “una de las zonas más prósperas” o un “paradigma de crecimiento” en Kenia. Según Santos, en esta lógica la no existencia se produce bajo la forma de lo particular y lo local, que no son alternativas posibles a lo existente universal o globalmente. De esta manera, los márgenes de las urbes y todo lo que pasa fuera de ellas, así como los habitantes de chabolas, forman parte de lo no existente.
La lógica productivista, proveniente de una monocultura de los criterios de productividad capitalista, es lo que ha orillado a los habitantes de las chabolas a la no existencia, así como a sus condiciones de pobreza extrema. Desde Santos, la no existencia en esta lógica se produce bajo la forma de lo improductivo, que aplicada al trabajo se traduce en pereza o descualificación profesional. De esta forma, al no estar correctamente cualificados conforme a dichas lógicas, los habitantes de chabolas, en su mayoría personas provenientes del campo, tienen dificultades para encontrar empleos dignos en la ciudad, que paguen un sueldo suficiente para mantener y alimentar a sus familias.
Santos explica que la producción social de estas ausencias provoca una sustracción del mundo y una contracción del presente, que derivan en el desperdicio de la experiencia. En este sentido, la sociología de las ausencias intenta identificar esta contracción y sustracción en aras de que las experiencias producidas como ausentes se liberen de las relaciones de producción y se tornen presentes.
La sociología de las ausencias trata de darle un lugar a experiencias alternativas a las hegemónicas para ampliar el mundo y dilatar el presente. Desde esta perspectiva, si se hace visible lo no existente y se reconocen la existencia y la simultaneidad de una diversidad de experiencias y prácticas en el mundo, se puede transitar hacia una sociología de las emergencias donde otros futuros son posibles, siempre y cuando se trabajen en el presente.
Ecologías para hacer existir lo no existente
Para hacer visible lo no existente, correspondiente a las lógicas de no existencia bajo las cuales son sometidos los habitantes de las chabolas, son necesarios todos los tipos de ecología que propone Santos: de los saberes, de las temporalidades, de los reconocimientos, de las transescalas y de las productividades.
Lo anterior, desde la perspectiva de Santos, se podrá lograr primeramente a partir de una ecología de los saberes, que se funda en un principio de incompletud de todos los saberes para establecer condiciones para la confrontación y el diálogo entre saberes y procesos “a través de los cuales prácticas diferentemente ignorantes se transforman en prácticas diferentemente sabias” (Santos, 2009, p. 115) . En la ecología de los saberes, Santos reconoce la oportunidad de contribuir a la construcción de una sociedad más justa y democrática, así como más equilibrada en su relación con la naturaleza. Para esto, la ecología de los saberes intenta crear nuevas formas de relación entre conocimiento científico y otros tipos de conocimiento para conceder igualdad de oportunidades a las diferentes formas de saber para que puedan involucrarse en discusiones que no descalifiquen de inicio todo aquello distinto al canon epistemológico de la ciencia moderna.
A través de la ecología de los saberes será posible darle voz a la resistencia de diversas agrupaciones contra el capitalismo global, para tornar visibles “…las realidades sociales y culturales de las sociedades periféricas (…) donde las vinculaciones entre ciencia moderna y los designios de la dominación colonial e imperial son más visibles…” (Santos, 2009, p. 117). En este sentido, este documental también es una forma de hacer dichas realidades, generalmente invisibles, en realidades visibles, que a través del recorrido que se hace por distintos países, permite identificar las diferencias y similitudes sobre cómo se viven y perciben los fenómenos económicos globales a nivel local.
La ecología de las temporalidades, por otro lado, tiene una relación directa con la autonomía de las prácticas que se realizan en culturas y comunidades específicas. Según Santos, esta ecología intenta liberar las prácticas sociales de su calificación de residuales o atrasadas desde el canon hegemónico para restituirles su temporalidad específica y posibilitar su desarrollo autónomo. Esta ecología ofrece una posibilidad para hacer más próspera la vida en el campo y evitar las migraciones masivas a la ciudad, como ocurre con los habitantes de las chabolas. Esto podría lograrse a través del reconocimiento y valoración, desde una ecología de los saberes, de la diversidad de métodos, prácticas y procesos de producción agrícola que caracterizan a cada comunidad, en lugar de privilegiar únicamente a los métodos de alta tecnología, manipulación genética y de macro producción de las grandes empresas o transnacionales.
Lo anterior a su vez requiere de una ecología de los reconocimientos, que implica abrir espacios a una posibilidad de diferencias iguales, en lugar de desiguales a partir de la jerarquía, hecha a partir de reconocimientos recíprocos en una diversidad social y cultural de sujetos y colectividades. El reconocimiento de esta diversidad deriva en una visibilización de los procesos que caracterizan las dinámicas diferenciadas y desiguales del capitalismo global, así como las contradicciones y luchas que se generan en su interior. En este sentido, la ecología de los reconocimientos posibilita reconocer una diversidad social y cultural que se encuentra en condiciones de desigualdad propulsadas por el capitalismo global.
Por otra parte, es necesaria también una ecología de las transescalas, pues según Santos, la globalización hegemónica, como parte de la lógica del universalismo y la globalización, promueve “…criterios globales para la evolución de las particularidades del mundo” (Santos, 2009, p.121-122). Santos argumenta que la sociología de las ausencias busca demostrar que el mundo diverge o re-diverge, en lugar de convergir. Esto se comprueba mediante el reconocimiento de globalizaciones alternativas impulsadas por una pluralidad de aspiraciones que son a la vez universales, parciales, competitivas y arraigadas a contextos particulares.
Desde esta perspectiva, no hay globalización sin localización, así como también existen localizaciones alternativas. A través de las realidades presentadas en el documental es posible observar que, a pesar de que el crecimiento urbano y el aumento exponencial de barrios de Chabolas es un fenómeno global, éste se desarrolla en condiciones locales específicas. En este sentido, la sociología de las ausencias, busca des-globalizar lo local en relación con la globalización hegemónica para explorar la posibilidad de re-globalizarlo como una globalización contrahegemónica. Esto, según Santos, puede lograrse mediante la identificación de otras formaciones locales que aspiren a una globalización oposicionista, que es lo que sucede actualmente con la diversidad de movimientos sociales y organizaciones en todo el mundo.
Esta globalización contrahegemónica será alcanzable siempre y cuando se supere la lógica productivista dominante, mediante la valoración y recuperación de sistemas alternativos de producción, organizaciones económicas populares, cooperativas, empresas autogestionadas y la economía solidaria entre otros, a través de la sociología de las ausencias. De esta manera, se torna necesario cuestionar el paradigma de desarrollo y de crecimiento económico infinito, así como las lógicas de acumulación y explotación de la naturaleza. Las formas alternativas de desarrollo, propulsadas por la participación democrática, la solidaridad transnacional, la sustentabilidad ambiental y la equidad social, racial y cultural, podrían representar oportunidades para generar fuentes de trabajo dignas, actividades productivas que no atenten contra el medio ambiente y nuevas formas de control financiero global (Santos, 2009, p.124).
Salir de las sombras: des-hacerse de las cadenas y re-hacer la existencia
En tanto los habitantes de las Chabolas transiten en la no-existencia, no será posible vislumbrar las alternativas a su presente condición. El tránsito de la no existencia a la existencia, a través de la sociología de las ausencias, según Santos, requiere de un trabajo de imaginación epistemológica e imaginación democrática.
La imaginación epistemológica permite diversificar los saberes, perspectivas, escalas de identificación y análisis de las prácticas. Por otra parte, la imaginación democrática permite el reconocimiento de diferentes prácticas y actores sociales. Ambos tipos de investigación tienen una dimensión deconstructiva y reconstructiva. La deconstrucción implica cinco formas que corresponden a las cinco lógicas ya descritas de la razón metonímica: des-pensar, des-residualizar, des-racializar, des-localizar y des-producir, mientras que la reconstrucción se efectúa a partir de las cinco ecologías anteriormente desarrolladas.
Aunque Santos vislumbra estas globalizaciones alternativas a partir de la diversidad de movimientos sociales y organizaciones ciudadanas, de los cuales gran parte de los personajes del documental se encuentran bastante alejados, es pertinente reconocer cómo algunos de los personajes en este documental están más cerca de formas de pensamiento y acción que rozan los límites de la razón metonímica y la razón proléptica. Para esto se hará uso de la concepción de Touraine (2005) del sujeto. Este autor explica que, a través de una interpelación o situación específica que amenaza o perjudica algo de la propia vida, existe la posibilidad de que el individuo pueda tomar conciencia sobre su propia potencialidad de sujeto, o, siguiendo a Giddens, sobre su propia capacidad de agencia. Esta condición de sujeto implica una toma de conciencia sobre su propia capacidad de creación, evaluación y reflexión. Para alcanzar la condición de sujeto es necesario el reconocimiento mutuo, lo cual permite la comunicación y la integración de los sujetos en una organización social y política (Touraine, 2005).
En este sentido, los personajes más cercanos a esta condición y del reconocimiento de su potencialidad de sujeto son la loca Elena, Morris, Mongol y Patrick. La Loca Elena, como se mencionó anteriormente, atenta conscientemente contra la lógica de clasificación sexual que refuerza la idea de que una mujer, especialmente una mujer mayor, no debería salir a trabajar, y en lugar de eso debería quedarse a limpiar la casa. Por otra parte, esta mujer ha encontrado sustento en una forma productiva que no es legitimada por las lógicas de producción hegemónicas, y que por lo tanto, no es bien vista socialmente: ella es pepenadora, o “cartonera”, no produce, sino que le encuentra otros usos a todo aquello que se produce, utiliza y desecha. De esta forma, la profesión de la Loca Elena es una profesión no existente, prácticamente invisible, una profesión alternativa. Por todas estas razones en su conjunto la loca Elena, puede ser tildada de “loca”, pues vive en los márgenes de las lógicas de la razón metonímica.
La loca Elena, es consciente de su potencialidad como sujeto, puesto que esto es lo que la impulsa a nadar contracorriente a las numerosas convenciones sociales de la razón metonímica y aún así es capaz de ganarse el reconocimiento y cariño de otras personas mediante esta potencialidad, puesto que se ha hecho de amigos dentro de su comunidad y en el centro de la ciudad, donde va a recolectar los desechos. De esta forma, la loca Elena se hace visible tanto en los márgenes como al interior de la ciudad.
Morris y su familia parecen no haberse resignado a ser víctimas de sus condiciones, pues aunque la vida de Morris funciona bajo la idea de progreso que promueve la razón proléptica, la base de su educación y su supervivencia, como la de su familia, es producto de la cooperación y solidaridad de amigos y familiares que los apoyan económicamente para que Morris pueda sacar a su familia adelante y poder ofrecerle un mejor futuro. En este sentido, retornaría a la frase de Mongol Snakar: “Este es un país pobre y tenemos que vivir en él y compartir todo entre nosotros”. Aún en las chabolas con sus respectivas condiciones de precariedad y escasez, existe cierto sentido de comunidad y solidaridad.
Mongol es capaz de ver aquello que es no existente para todos aquellos que no viven en las chabolas, una realidad invisible, oculta bajo la capa de la razón metonímica. Mongol no necesita saber que la sexta parte de la humanidad vive en chabolas y que 57% de esta sexta parte se encuentra en Asia, como menciona el narrador del documental, para poder percibir que India es un país pobre y que la mayoría de sus habitantes se encuentra en condiciones similares. Por otra lado, Mongol también desafía la lógica de clasificación sexual en su contexto, pues quien trabaja es su mujer, mientras él se queda a cuidar a su hijo.
El caso de Patrick es completamente distinto al de los otros personajes, él se forzó a ver lo invisible y decidió hacer algo al respecto, se sintió parte de ese otro mundo relegado por la razón metonímica y dedicó su vida a la ayuda comunitaria, algo que también escapa de esta razón. Por otra parte, también procuró instalar un templo en su comunidad, para promover la espiritualidad en Kerala, un lugar en el que los domingos la mayoría de las personas se dedican a beber para olvidar lo que no tienen. El mantener actividades en el templo promueve otros tipos de conocimiento y otros tipos de exploración y expresión del ser, además de ser una actividad comunitaria, proporciona una oportunidad para imaginar un futuro distinto. En este sentido las actividades educativas y espirituales que Patrick organiza contribuyen a una sociología de las emergencias, la cual consiste en “…sustituir la visión del futuro según el tiempo lineal (…) por un futuro de posibilidades plurales y concretas, simultáneamente utópicas y realistas que se va construyendo en el presente a partir de las actividades de cuidado” (Santos, 2009, p. 127).
Finalmente, a pesar de la idea de progreso e individualismo que promueven tanto la razón metonímica como la razón proléptica, habitantes de las chabolas como la Loca Elena, Mongol, Morris y Patrick demuestran que aún en la extrema pobreza existe un sentido de comunidad y solidaridad para intentar vivir el presente de una mejor manera y esperar un futuro más pleno. Para estos personajes el presente está extremadamente dilatado, mientras que el futuro es bastante lejano y difícil de alcanzar. Ellos viven para el presente, trabajan para vivir mejor, para sobrevivir el día y probablemente esperar un futuro distinto para ellos y sus familias. En este sentido, estos personajes presentan las potencialidades para deconstruir las lógicas de la razón metonímica y re-construir su realidad mediante las cinco ecologías que propone Santos, así como para imaginar posibles futuros mediante la dilatación del presente, pues “…es en el presente que se cuida el futuro” (Santos, 2009, p.127).
Referencias Bibliográficas
Santos, B.(2009). Hacia una sociología de las ausencias y una sociología de las emergencias. Una epistemología del Sur: La reinvención del conocimiento y la emancipación social (pp.98-151). Buenos Aires: Siglo XXI- CLACSO.
Touraine, A. (2005). Un nuevo paradigma para comprender el mundo de hoy. Barcelona: Paidós.
Referencia Audiovisual
Carmona, S. (Productor), & Zin, H. (Director). (2009). Villas miseria (documental). Argentina: CONTRAMEDIA.
Haz clic aquí para modificar.